Las encuestas no son una ventana al futuro.
Ahora más que nunca se confirma la ruptura del mito de la pared azul y el hecho de que las encuestas no predicen el futuro. La realidad de la victoria de Donald Trump superó la fantasía demócrata, y ahora una pregunta que abunda en la prensa es: ¿por qué fracasó el voto predictivo?
Por un lado, es cierto que los pronósticos se atienen a un margen de error que no es del todo inusual. El error de 4 puntos de porcentaje a nivel nacional en las encuestas es un caso que no debería alarmar a nadie, pero la sociedad tiene el derecho de cuestionarlas cuando todos los medios mostraban una predicción que terminó no cumpliéndose por la propia cobertura de la información.
Muchos expertos dicen que los pronósticos modificaron las tendencias de voto. Mientras que votantes indecisos daban su voto a Hillary Clinton en las encuestas, se gestaba una identificación partidista fuerte y un voto decisivo para Donald Trump. Por parte del partido demócrata, fue un fallo de campaña no haber motivado a las minorías latinas y afroamericanas al voto, con los cuales contaban en gran medida muchas encuestas.
Nate Silver, uno de los analistas más prestigiosos y cuya web especializada FiveThirtyEight predijo la victoria de Clinton, opinó con respecto al desempeño de los sondeos que fue “terrible”. Larry Sabato, profesor de la Universidad de Virginia en Análisis Político, señaló que, si bien los sondeos mostraban sus resultados de manera rigurosa, no se reflejaron a aquellos grupos que se eludían las encuestas y no hubo una lectura clara del resentimiento hacia la exsecretaria de Estado.
Además, muchos analistas políticos critican la fascinación mediática con las encuestas, señalando que puede tener efectos negativos en la democracia. Si se muestran sondeos que tienden a pronosticar victoria para un candidato, muchos votantes decidirán no ir a votar o, en su defecto, votar por aquel al cual le va peor.
Las encuestas aparecen en la prensa como una ventana hacia el futuro al cual nuestra sociedad ansía ver. Pero su fallo en estas elecciones refleja un problema de trasfondo: por ellas no conocemos el futuro, sino que afrontamos el presente.
